Confinamiento

Ayer pedí a través de redes CÓMO ESTÁS. Reconozco que lo pedí porque pensé que sería una manera de interaccionar, de darnos «respuestas» y quizás ofrecer un pequeño espacio donde poder expresar cómo nos sentimos. Y a través de esto, yo también quería dar mis respuestas «dando herramientas», pero es complejo darlas en circunstancias excepcionales cuando yo también estoy intentando integrar lo que estamos viviendo y conciliando estos momentos con una familia de 5 donde me está costando encontrar espacios para concentrarme.

Lo que sí que me ha despertado es ganas de compartir con vosotros reflexiones que me están viniendo a la cabeza, porque yo no puedo (aunque me gustaría) dar respuestas al malestar de quien me escribe, pero quizás sí que puedo compartir el conocimiento que tengo a través del de la experiencia cuando nos encontramos en situaciones difíciles. Es cierto, como ésta diría que no hemos vivido ninguna, al menos en este contexto y circunstancias, pero se trata de una situación que comporta crisis emocional, y de situaciones que lo comportan en la vida hay muchas.

De repente nos encontramos confinados en casa, de un día para otro, ya no hemos podido salir más. Hemos llenado la nevera rápido, y entonces nos sentamos en el sofá y pensamos, pero que está pasando? En qué momento me he introducido en un capítulo de Black Mirror sin darme cuenta?

Pues este «sin darme cuenta» posiblemente es el que despierta la idea de CONTROL. Cuando, y porque, y hasta cuándo durará, y me pondré enferma, y ​​como estaremos dentro de un mes, …? Mil preguntas, que ahora y aquí aún no tienen respuesta. Nacen de la preocupación totalmente legítima, y ​​ante lo desconocido padecemos, pero también por la falta de información futura que desgraciadamente no podemos tener.

Es por eso que aparecen emociones intensas, y la mente empieza a crear historias que acompañan estas emociones. Pensamientos negativos o incluso catastróficos. Lo que hacemos es pensar sobre los sentimientos que tenemos (miedo, tristeza, enojo, rabia, soledad, frustración, impotencia, …) y lo convertimos en mensajes internos (no vamos a salir, esto no se arregla, me voy a morir, …).

Entiendo que no es igual para todos, de hecho es evidente que según con quien estés y donde estés viviendo el confinamiento hay una fuerte diferencia. No es lo mismo vivir a un piso sin salida al exterior, que encontrarte en una casa con jardín. No es lo mismo que estar solo y no estar a gusto, que estar solo con satisfacción. No es lo mismo estar acompañado que estar mal acompañado. No es lo mismo estar confinado y que tú trabajo corra peligro que estarlo y saber que a pesar de las pérdidas que pueda haber, tu vida seguirá más o menos igual. Hay muchas diferencias, pero además no todos cargamos la misma mochila ante la misma situación.

La situación en sí puede despertar muchas emociones compartidas (ansiedad, miedo, inseguridad, malestar, rabia, …) pero no todo el mundo tenía la misma relación con estas emociones previamente al confinamiento, y quizás ya había encontrado una forma de calmarlas, que en la situación actual no puede. Con esto quiero decir que sí, para muchos la situación es más fácil y para otros la situación es más complicada, pero quizás quien aparentemente parece que la viva fácil, quizá interiormente no lo vivo así.

Y ante situaciones nuevas y críticas, con todo lo que tenemos y sabemos hacemos lo que podemos. Es por ello que no hay soluciones mágicas, pasarse el día haciendo actividades o deportes, no evitará que en algún momento del día conectes con tu malestar, disgusto o ansiedad que te despierta la situación. También está bien no hacer nada y conectar con lo que despierta no hacer nada (propiamente productivo). Nos encontramos en nuestro propia guarida, confinados con nosotros mismos / as, y en una situación así, lo más complicado es huir de nosotros mismos / as.

Es por ello que sea cual sea tu historia, no podemos subestimar nuestra capacidad de vivir un confinamiento, porque estamos ahora y aquí viviéndolo. Y me gustaría compartir con vosotros alguna idea de que tal vez en algún momento os puede servir, sabiendo que no podemos hacer nada más que convivir con esta situación con todo el movimiento interno que implica.

– Si sientes que tu cabeza va a mil, PARA. Haz algo que te conecte con tu cuerpo, lo que sea. Respira, mueve el cuerpo, y fíjate qué sensaciones físicas tienes.

– Presencia en todas tus pequeñas acciones, sabes cuantas pequeñas grandes cosas haces al día?

– Intenta observar si las preguntas que te haces, realmente tienen respuesta aquí y ahora. Quizás te estás trasladando hacia el futuro constantemente, y es muy difícil atraparlo.

– Construye un «mantra»: hoy estoy aquí y haciendo esto, mañana no ser, hoy sí.

– Recuerda que estás viviendo una situación nueva por lo tanto todo lo que sientes al respecto también puede ser nuevo, intenta no ser demasiado duro contigo mismo / a ni construir expectativas de cómo deberías vivir este momento. Nadie lo sabe, simplemente (sin ser sencillo) lo vivimos.

– Sé compasivo con tus emociones y pone en contexto las de los que te rodean (si convives con hijos y / o pareja)

– Si las emociones acaban hablando de otras situaciones, pone nombre del que realmente hablan. Situaciones extremas suelen sacar emociones de otras situaciones difíciles quizás no resueltas.

– Conecta con aquellas cosas que te despiertan placer, o sino busca alguna, en medio de la gran preocupación siempre hay espacios de no preocupación, los has encontrado?

– Y sobre todo no te sobre-informes. Lee e infórmate si por ti es importante, pero elige a dónde, cuando y de quién.

La situación es temporal y terminará, sé que no es fácil, pero estamos aprendiendo todos y todas a la vez. Saldremos como buenamente podemos de está.