Si me necesitas estaré aquí

Hace poco en las redes hablaba sobre el círculo de las explosiones emocionales. Y vosotros quizás pensaréis, y ¿qué quiere decir con esto Alba?

Os hago un pequeño resumen. Las personas interactuamos constantemente, y las experiencias que tenemos en relación a estas interacciones, evidentemente, nos hacen sentir cosas. A veces más trascendentales y otras no tanto, a veces lo que sentimos nos genera malestar y otros tira más hacia el bienestar. También depende de quién nos lo dice, cuándo y dónde.

Sentimos a través de lo que nos decimos y hacemos, y puede que la experiencia en si nos despierte tristeza, rabia, dolor, malestar, indiferencia, alegría, … Por tanto si mi pareja, amiga, amigo, hija, o con quien sea ​​que estoy interactuando, me dice algo que (por ejemplo) me ha despertado rabia, lo que me puede pasar es:

-que me despierte una sensación física (por ejemplo calor en las manos) y también mental (encontrar un obstáculo en tu deseo y la cabeza busca el porqué)

-que la sensación en sí no me guste

-que en función de mi historia con la rabia (es decir, de si la han validado o no anteriormente) la expresión de una manera u otra (y quizás no siempre con un comportamiento asertivo)

-que en función de la respuesta (propia o del entorno) acabe construyendo unas creencias en relación lo que he sentido (no puedo sentir rabia, cuando expreso mi rabia no me escuchan, esto no me puede generar rabia, en casa estaba prohibido expresar rabia, yo como mujer nunca he podido enfadarme porque siempre tenía que ser buena,…)

-que si mi sentimiento no es validado ni reconocido, construiré creencias en relación a mis sentimientos que no ayudarán a que lo exprese de forma saludable (asertivamente) en otro momento, si es que acabo sintiendo que vale la pena expresarlo

 

Si todo esto pasa o me pasa alguna, es decir, que la respuesta no es de reconocimiento emocional ni se valida el sentimiento, tal vez lo que haré es EXPLOTAR.

Exploto, pero no hablan mis sentimientos, sino que ahora mismo no ser como hacerlo, he perdido la coherencia entre lo que siento y hago. Me dejo llevar por la situación porque se ha sumado lo que yo siento, lo que yo pienso de lo que yo siento y la situación, y la respuesta del otro ante mis sentimientos.

Y yo pienso quizás todo sería más fácil, si en realidad encontrásemos reconocimiento en lo que sentimos, y no mirásemos únicamente lo que hacemos.

Es un círculo curioso, porque si yo siento X y me lo reconocen, mi conducta tendrá más coherencia con lo que yo siento. Si no tiene coherencia, pero el otro, aparte de lo que yo he hecho intenta averiguar qué sentimiento había detrás, acabaré pensado e incluso sintiendo, que fuera lo que fuera, se ha validado. Y seguramente, estos dos casos me ayudarán a tomar conciencia de mis emociones, mis sentimientos y construiré la idea de que lo que me pasa tiene un valor. Pero cuando no pasa ni la opción A ni la B, pierdo la conciencia de lo que me pasa, es por eso que en algún momento se deberá despertar si se quieren construir relaciones más sanas y que hagan menos daño.

 

Así que yo propongo, además de la respuesta que el otro tenga (que es difícil de controlar) está bien empezar por uno mismo planteándonos que nos iría mejor:

 

-conciencia (escuchar lo que sentimos y pensamos sobre lo que nos ha pasado ahora y aquí)

 

-Reconocer la emoción (ponerle nombre y reconocerla en nuestro cuerpo)

 

-¿qué función tiene? (¿Qué me quiere decir, qué relación tiene con este momento? Con que tiene que ver [presente, pasado, ideas de futuro, contexto,…])

 

-y, cuando me siento así, ¿qué necesito? qué me gustaría?

 

Todo esto os lo comparto, porque siento que es importante identificar cuál es el funcionamiento que solemos tener las personas cuando lo que sentimos y lo que hacemos está algo desconfigurado. Nos guiamos por lo que sentimos, sin pensar si lo que hacemos ayuda a construir una relación sana. Y como adultos podemos decidir desprendernos de la relación y no hacer este cuestionamiento interno, pero cuando la relación la construyes con un niño, la responsabilidad que hay es más importante.

Vale la pena cuestionarnos, para integrar lo que sentimos y así poder ayudar al otro (en teoría menor de edad) que lo haga. Cuando la relación es de adulto-adulto, podemos pensar que esto ya se da.